Ya casi me estaba quedando sin uñas de tanto mordérmelas. Estaba nervioso y no sabía porqué. Tenía miedo y no tenía razones para tenerlo. No podía pensar con claridad, no me venía nada a la cabeza, estaba bloqueada por aquel irracional pánico que sentía.
De repente, sin haber hecho nada y sin haber pensado nada excepcional, me quedé completamente paralizado, no solo mentalmente, sino también mi cuerpo estaba inmovilizado, no sabía qué hacer, tal vez no debía hacer nada...
Seguramente la razón del problema fuese eso, nada, la vacía e ilógica nada.
Después de un par de copas más en soledad empecé a pensar en los problemas banales, de nuevo, cómo cada día.
No sabía el tiempo que podía pasar al día en este estado, a veces segundos, a veces minutos, casi siempre horas…
A veces esa eternidad pasaba rápidamente.
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