Puedo admitir sin problemas mis fallos, pero no hacerlo por los demás.
El mio: He sido gilipollas, muy gilipollas y lo seguiré como conciencia humana que tengo. Cuanto desprecio a la divinidad...
A lo que iba, yo y mi superego siempre de la manita contra adversidades, si me encuentro mal, mi querido y maravilloso ego me ayuda, si se me baja lo moral, lo mismo, ¿Pero y si son tan grandes esos fallos practicamente irremontables y mi fuerza de voluntad tan baja que no son capaces de remidirlos?
Pues querido ego, esta vez, me estás jodiendo más y mucho. He tenido siempre las espectativas tan altas con algunas situaciones que ahora que me encuentro disconforme con mis actos y aún más con mi caracteristico error no sé cómo tratarlo. Pero no, no te echo las culpas a ti, son mias, como la mayoría de los malos caminos que he tomado en mi vida.
Por cierto, intenta dosificarte en mi subconciente.
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