Y llegado el caso, acariciar la idea de nuestra propia destrucción.
No creo, hay tanto egocentrismo en las palabras ajenas (y propias muchas veces)que ese caso pocas veces se profundiza de verdad
Y llegado el caso, acariciar la idea de nuestra propia destrucción.
ReplyDeleteNo creo, hay tanto egocentrismo en las palabras ajenas (y propias muchas veces)que ese caso pocas veces se profundiza de verdad
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