...al final acabó por perecer.
NUNCA sacrifiques nada por nadie sin tener una razón segura y de peso, y SIEMPRE hay que guardarse las espaldas con los demás porque no se nesesita traicionar para dañar, solo un segundo de ingenuidad.
NUNCA sacrifiques nada por nadie sin tener una razón segura y de peso, y SIEMPRE hay que guardarse las espaldas con los demás porque no se nesesita traicionar para dañar, solo un segundo de ingenuidad.
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